
El procedimiento a la hora de suministrar información en la etiqueta de los vírgenes extra no deja de añadir leña al fuego de la polémica. Según publicaba ayer El Confidencial, han sido precisamente los problemas derivados de una etiqueta, en concreto la de la marca de aceite propiedad de Bodegas Torres, los que en parte han provocado la denuncia del Grupo San Jorge, dedicado a la importación de alimentos a Bolivia, contra la prestigiosa casa elaboradora catalana.
Al parecer, algunos contenedores destinados al país andino fueron retenidos en el puerto de Arica por culpa de una partida de aceites en cuya etiqueta figuraba una fecha de consumo preferente ya vencida. La información de El Confidencial se hace eco de la diferencia entre la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente, que sin lugar a dudas y aparte de consideraciones de mayor calado (parece que las tensiones de la importadora y el grupo bodeguero vienen de atrás) ha contribuido a desatar el enfrentamiento y, posteriormente, la denuncia y la incoación de diligencias contra Torres
Algunos no parecen terminar de encajar el éxito del grupo vinícola originario del Penedés, elegido recientemente como la marca de vinos más admirada del planeta por la influyente revista Drinks International. Sorprende un descuido tan elemental en una firma de más que dilatada experiencia en los mercados internacionales, pero tratar de confundir en una denuncia el momento preferente de consumo de un producto alimenticio con su salubridad no deja de parecer un empeño de muy corto recorrido.