
He aquí uno de los templos del virgen extra con más solera de Francia. Se llama A L’Olivier y su fuerte son los aceites con denominación de origen de lugares como la Alta y Baja Provenza, Niza, Córcega o Nimes, entre otros enclaves mediterráneos del vecino del norte. Los gourmets e incondicionales del zumo de la aceituna harían bien en tomar nota de esta dirección si tienen previsto viajar a París. No perderán el tiempo.
Fundada en 1822 por el farmacéutico Eugène Popelin, esta oleoteca situada en el corazón de la ciudad de la luz, entre el Ayuntamiento y La Bastilla, a dos pasos –cruzando el Sena- del boulevard Saint Michel, comercializa bajo marca propia la práctica totalidad de los grandes AOVE franceses y algunos procedentes de los principales países productores de la cuenca mediterránea, desde un koroneiki de Grecia o un ogliarola de la provincia italiana de Bari hasta españoles de las variedades hojiblanca o arbequina.
HASTA EL ÚLTIMO DETALLE. Claude Blanvillain adquirió el establecimiento en 1978 y lo convirtió en lugar de culto de los parisinos amantes de la buena mesa y los alimentos naturales, incluidas numerosas celebridades de la vida pública francesa, que se confiesan fieles seguidores de la marca. Sus hijos, Benoît y Jèrôme, son hoy los encargados de dirigir el negocio, que cuenta con almazaras propias en la Provenza y otras cinco tiendas en distintas ciudades del país.
La hermosa decoración del local y el atractivo diseño de las presentaciones –más latas que botellas- hablan del exquisito trato que dispensa la casa al zumo de la aceituna y de un buen hacer empresarial en el que se cuida hasta el último detalle. Además de una completísima gama de los virgen extra clásicos, A L’Olivier ha desarrollado un capítulo de aceites aromatizados a partir de materias primas escogidas, como pomelo de Córcega, tomillo, limón de Menton, pimienta de Sichuan, tomate seco o trufa negra, entre otras muchas especialidades. Un tipo de producto que abunda poco en España, pero que en el país galo cuenta con numerosos partidarios.
Y para que no falte de nada en esta lujosa boutique del paladar, los clientes pueden adquirir también algunos de los mejores vinagres del mundo -incluidos el de Jerez y el balsámico de Módena-, amén de otros productos directa o indirectamente relacionados con el olivo y el aceite, desde una tapenade verde o un paté de aceituna de Niza hasta distintas variedades de olivas de mesa con denominación de origen o una lata de sardinas en aceite de oliva virgen extra. Toda una demostración de las posibilidades que ofrece el oro líquido en el comercio cuando se le añaden unas gotas de imaginación y buen gusto. Ojalá cunda el ejemplo a este lado de los Pirineos.
A L’OLIVIER. DIRECCIÓN: 23 RUE RIVOLI. PARÍS. TELÉFONO: +33 1 48 04 86 59. MÁS INFORMACIÓN Y TIENDA ONLINE: WWW.ALOLIVIER.COM