Archivo de la categoría: ZONAS DE PRODUCCIÓN

Oli de Mallorca: EL VALOR DE LO PEQUEÑO

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Salvo (pocas) excepciones, los aceites de Mallorca son unos desconocidos fuera de la isla. / OLIPREMIUM

La escasa presencia del aceite virgen extra mallorquín en los circuitos comerciales de la Península contrasta con la riqueza oleícola que atesora la mayor de las Baleares. Una producción aceitera que hunde sus orígenes en la antigüedad, que se sustenta en un medio geográfico privilegiado y que, desde la creación en 2002 de la denominación de origen Oli de Mallorca, ha fructificado en un sinfín de marcas que cumplen los exigentes requisitos de calidad fijados en la normativa de la institución reguladora.

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Olivos de la Finca de Jornets, con la Sierra de Tramontana como telón de fondo. / OLIS DE JORNETS

Hay documentos que atestiguan envíos de partidas de aceite mallorquín al norte de África en tiempos de la Corona de Aragón (s.XIII), así como referencias de la notable actividad exportadora del puerto de Sóller desde mediados del s.XV. También de la importancia del aceite de oliva en la economía insular entre los siglos XVII y XIX, siendo el Archiduque Luis Salvador de Austria (1847-1915) -quien estableció su residencia en el predio La Estaca, cerca de la localidad de Valldemosa- uno de los grandes divulgadores de la calidad de los aceites mallorquines de la época.

RIQUEZA DE MATICES. En el censo de la denominación de origen figuran inscritas algo más de 1.800 has de olivar, la mayoría de ellas concentradas en las vertientes septentrional y meridional de la poderosa Sierra de Tramontana, en la fachada noroccidental de isla. Los campos de olivos, entre los que abundan hermosos ejemplares que cuentan su edad en siglos, se alternan con viñas y almendros en un entorno de Logogran valor paisajístico, como puede apreciarse en enclaves y rutas oleoturísticas como el Barranco de Biniaraix (Valle de Sóller) o el Camino de Muleta (entre Sóller y Deià). El pequeño tamaño de las explotaciones, a menudo encerradas entre los muros de los tradicionales predios y possessions (posesiones) del agro mallorquín, condiciona negativamente la expansión comercial de las marcas locales, pero, a cambio, asegura una interesante diversidad de matices en el conjunto de la oferta.

Las variedades autorizadas por la D.O. Oli de Mallorca son arbequina, picual y empeltre. Sobre esta última conviene precisar que tiene poco que ver con la empeltre aragonesa –vocablo catalán que significa injerto-, razón por la que también es conocida en la isla como aceituna mallorquina. Las características de los aceites dependen, como es natural, del momento de la recolección –más afrutados los de aceituna verde, más dulces los procedentes de olivas maduras-, de la variedad y de las propiedades de cada terroir. Los interesados en conocer la diversidad de los aceites mallorquines –hasta 60 marcas lucen el sello Oli de Mallorca- tienen una amplia colección de etiquetas a la venta, junto a sobrasadas y ensaimadas, en el comercio Gour-Med del aeropuerto de Palma. Cuadratín

D.O. Aceite de la Alcarria: EL OLIVAR SECRETO

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Olivo de la variedad local alcarreña. / ALTA ACARRIA

La reputada –gastronómicamente hablando, pero no sólo– comarca natural de la Alcarria, a caballo de las provincias de Guadalajara y Cuenca, produce tradicionalmente aceites virgen extra de gran personalidad, aunque poco conocidos para el común del consumidor.

La viga maestra de este sello de origen, que incluye 137 municipios repartidos entre las demarcaciones provinciales mencionadas, su viga maestra, decíamos, lo que le da sentido y continuidad, es la variedad de aceituna autóctona de nombre castellana. Autóctona debe entenderse aquí como endémica: no sólo es originaria de la comarca, sino que no se cultiva en ninguna otra parte, salvo alguna pequeña franja colindante de la Comunidad Autónoma de Madrid

Aceituna castellana, de característica tonalidad alimonada. / DO ACEITE DE LA ALCARRIALa aceituna castellana (a la izquierda de estas líneas),  también conocida con los nombres de verdeja, limoncilla, reluciente o abucheña, entre otros, es de tamaño medio y color verde alimonado antes del envero. Produce aceites equilibrados y muy untuosos, con rotundos aromas de hierba recién segada. En boca son frutados, con sabores de plátano y avellana, así como tenues sensaciones amargas y picantes.

ACEITES MUY EXCLUSIVOS. Sólo los aove procedentes de esta especie de aceituna son los que pueden exhibir en su etiqueta la marca Aceite de la Alcarria, lo que explica que hoy sólo sean cuatro las almazaras incritas en el registro de la denominación: Fidelco, Coop. Alta Alcarria, SAT Alcarria Baja y SAT Coagral.

La marca reglada D.O. Aceite de la Alcarria debe mucho a la Asociación Oleícola de la Alcarria, presidida por Carlos de la Sierra Torrijos y constituida en 2003 para promover y solicitar su aprobación. De la asociación forman parte también distintos olivicultores, molineros y envasadores de la zona, así como representantes de los Grupos de Desarrollo Rural, Ceder Alcarria Conquense y Fadeta, de Guadalajara. Cuadratín

DOP Aceite de Navarra: A LA CABEZA DE LOS EMERGENTES

Olivar Abbae de Queiles
Viejos ejemplares en el olivar de Abbae de Queiles. / AQ

De las zonas olivareras emergentes españolas, Navarra es tal vez la que más lejos ha llevado su apuesta por una producción aceitera de calidad, sustentada en criterios de renovación tecnológica y eficacia empresarial, con un significativo número de almazaras y marcas instaladas en los primeros lugares del escalafón del AOVE.

El sello del Consejo Regulador. / DOP ACEITE DE NAVARRA

A este proceso ha contribuido de manera decisiva la labor organizadora y certificadora de la Denominación de Origen Protegida Aceite de Navarra, constituida hace unos años para amparar los aceites virgen extra de 135 municipios de la Comunidad Foral -además del territorio de Bardenas Reales-, la mayoría de ellos distribuidos en la depresión del Ebro, gran río aceitunero de la Península Ibérica con el Guadalquivir.

El sello de la DOP Aceite de Navarra acoge a los virgen extra producidos -en al menos un 90 por ciento- a partir de aceitunas de vuelo de las variedades arróniz (originaria de la localidad del mismo nombre, cerca de Estella), arbequina y empeltre.

EQUILIBRADOS Y CON CUERPO. Situada en el límite septentrional de la difusión del cultivo, la zona de producción se caracteriza por un clima de clara influencia mediterránea, con fuertes oscilaciones térmicas, suelos de acusada composición caliza y altitudes por debajo de los 600 m. La amenaza de heladas a partir de la segunda quincena de octubre impulsa a muchos olivicultores a practicar cosechas en verde, o tempranas, con sus correspondientes efectos positivos en la calidad media de los aceites.

El perfil de los virgen extra navarros es, en líneas generales, el de aceites equilibrados y con cuerpo, con los matices que siempre aportan tanto el emplazamiento geográfico del olivar como el tipo de aceituna que predomina en su composición: la estructura y características notas de alcachofa de la autóctona arróniz, los toques frutales (plátano) de la arbequina o los tonos almendrados y dulces de la empeltre.

El Trujal de Artajo, rodeado de plantaciones. / TA
El Trujal de Artajo, rodeado de plantaciones. / TA

Aunque la constitución de la denominación de origen Aceite de Navarra es relativamente reciente, la presencia del olivo y el aceite en el viejo reino no es, precisamente, de ayer. Como en la mayoría de los territorios aceituneros españoles, los orígenes del cultivo se remontan a los fenicios y griegos que se establecieron en la península. Más tarde fueron los romanos quienes consolidaron la olivicultura (hay abundantes vestigios de molinos de la época), siendo los árabes quienes finalmente extendieron el cultivo y perfeccionaron las técnicas de extracción.

UN REFERENTE DE CALIDAD. Tras largos períodos de decadencia, con numerosos altibajos, la producción aceitera de Navarra conoce un auge sin precedentes en la primera mitad del siglo XX, incluso con una medalla de oro en la Exposición Universal de Sevilla de 1929 para un aceite de la localidad de Cascante. Impulsada por el movimiento de las cooperativas agrarias, la superficie plantada alcanzó su cénit en 1963, año en el que se contabilizaron casi 9.000 has de olivar, volviendo a caer a poco más de 2.000 en el año 1995. Hoy, en franca recuperación, la extensión del olivar inscrito se sitúa por encima de las 5.000 has.

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La hermosa localidad de Villava, sede del Consejo Regulador. / AV

Marcas como Hacienda Queiles y Artajo, seguidas por otras como Nekeas (aceite y vino de la mano), La Maja o Mendía se encuentran entre las punteras del país y constituyen un referente de calidad para los mercados nacionales e internacionales. Cuadratín

ACEITES D.O. SIERRA DE SEGURA: Ascenso permanente

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A finales de la década de los setenta del siglo pasado, la D.O. Sierra de Segura estaba prácticamente constituida. Aunque habían de pasar algunos años para recibir la aprobación definitiva por parte del Ministerio de Agricultura (ya se sabe que las cosas de palacio van despacio), lo cierto es que la labor llevada a cabo por José Bautista de la Torre no había sido en balde. Este reputado farmacéutico local, especialista en bromatología, había desarrollado un importante trabajo sobre el que habían de sostenerse los posteriores trabajos de identidad de estos aceites de la provincia de Jaén.

No hay producto sin paisaje, sin geografía. La correspondiente a la parte jiennense de la Sierra de Segura es de una prodigiosa fuerza. Los falsos llanos se escarpan y elevan hasta alturas que pueden acercarse a los mil metros de media. La tierra es pobre y seca, aunque conviene destacar que por estos pueblos llueve algo más que por los del resto de la provincia. Hablamos de localidades como Arroyo del Ojanco, Benatae, Siles, Torres de Albanchez, Orcera, Génave, Segura de la Sierra y Beas de Segura, entre otros. En total, se trata de 40.000 hectáreas de olivos protegidos cuya producción media alcanza, y algunos años supera, los veinte millones de kilos de aceite.

CERCA DEL CIELO. La altitud es la clave de estos olivares. Las plantas tienen que arreglárselas para vivir en condiciones difíciles, y sus raíces se las apañan para nutrirse en las profundidades de la logoseguratierra. Por supuesto, la colección a menudo resulta difícil sobre todo cuando la cosecha se interrumpe por causa de las lluvias. Más de ocho mil agricultores, entre dueños y arrendatarios, se involucran anualmente en los trabajos de recolección.

Se tiende a pensar que las variedades de aceituna tienen un comportamiento similar en unas zonas y en otras, cuando lo que sucede es todo lo contrario. Aunque todavía no hay demasiado escrito sobre ello, las diferencias de una misma variedad en terrenos llanos y en terrenos de altura, por ejemplo, suelen ser muy notables. Sobre esta certeza trabajó José Bautista de la Torre. La sierra tiene un abanico de altitud que oscila entre los quinientos veinte metros del río Guadalimar y las cotas que superan los mil ochocientos metros. El leitmotiv es el mismo, la aceituna picual, reina absoluta del olivar olivos_torres_800x533bosque de Jaén, pero esta variedad adquiere matices de aromas y sabor según dónde esté plantada. A la luz de catas llevadas a cabo últimamente, parece que los picuales de zonas de altura producen aceites con mayor estructura. Son, por tanto, más ricos en polifenoles, aunque el grado de exigencia cualitativa aplicado por cada elaborador dificulta el establecimiento de leyes organolépticas mínimamente fiables. En cualquier caso, los de la Sierra de Segura son aceites sólidos y buen fundamentados en los que la presencia de amargos y picantes resulta muy notable al principio de cosecha. Incluso pasado un año, estos aceites tienen capacidad para guardar sus atributos, sobre todo en boca. Sin duda, una razón más para apostar por ellos. Cuadratín

Aceituna Royal: EL ARMA SECRETA DE CAZORLA

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Olivos centenarios con la silueta de la sierra al fondo. / DO SIERRA DE CAZORLA

“Lo que nos hace diferentes a otras zonas aceiteras es una presencia significativa, y en aumento, de la variedad autóctona royal. Los aceites tradicionales de la Sierra de Cazorla siempre habían incorporado una proporción de esta aceituna junto a la picual, entre otras cosas porque estaba mezclada en el olivar. Ahora la estamos recuperando y plantando por separado”. De esta forma responde Emilio Tíscar, secretario general y director de Certificación de la Denominación de Origen Sierra de Cazorla, cuando se le pregunta sobre qué es lo que aporta la zona al rico mosaico oleícola de Jaén y Andalucía.

No es, ni mucho menos, el único rasgo diferencial. Está su majestuoso paisaje, donde los olivos conviven con bosques de coníferas y una rica flora serrana que termina por enriquecer el perfil aromático de los aceites. Incluso los virgen extra monovarietales de picual presentan rasgos organolépticos que los distinguen de sus hermanos de otras comarcas jienenses. A ello también contribuye una altitud media de más de 800 metros sobre el mar, con inviernos fríos y suelos ricos en compuestos calizos.

Con unas 38.000 has de olivar, de las que un 15 por ciento corresponden a la citada variedad royal -de difícil desprendimiento, por lo que no toca el suelo antes de ir al trujal- y el resto a la picual; con esa superficie de cultivo, decíamos, la zona moltura en la actualidad una media anual de 175 millones de kilos de aceituna, que se transforman en casi 40 de aceite. Cazorla, Chilluévar, Hinojares, Huesa, La Iruela, Peal de Becerro, Pozo Alcón, Quedasa y Santo Tomé son los nueve municipios comprendido en esta singular denominación de origen, en la que figuran inscritas una docena de almazaras y una empresa envasadora.

FRAGANCIA Y EQUILIBRIO. Allí se elaboran aceites de las mencionadas variedades de picual y royal,  y de mezcla de ambas. “En los ensamblajes, la royal suaviza algo los picantes y amargos, obteniéndose aceites fragantes y equilibrados. Una buena fórmula, a mi entender, es un 70 por ciento de picual y un 30 de aceituna autóctona”, explica Tíscar. En otras zonas han ensayado ese equilibrio mediante la mezcla con arbequina, pero en la Sierra de Cazorla prefieren el carácter más pronunciado de la royal, que, además, es de la tierra.

Los productores de Sierra de Cazorla, en su mayoría cooperativas, están modernizando sus estructuras empresariales a marchas forzadas en los últimos años. La proporción de aceites envasados aumenta campaña tras campaña, del mismo modo que los que incorporan en la etiqueta un sello de agricultura ecológica. Y hoy son pocas las almazaras que no cuentan con un departamento comercial propio o no se han iniciado en la actividad exportadora. Por ahí van los retos del futuro, según declara el secretario general de la DO, para quien otra de las tareas pendientes es estrechar los vínculos del olivar y el aceite con la rica oferta turística del Parque Natural Sierra de Cazorla, el segundo de Europa en extensión. El prometedor futuro de la comarca ya se toca con la punta de los dedos Cuadratín