Tras la picual y la cornicabra, la hojiblanca es, con más de 260.000 has, la tercera variedad de aceituna más cultivada en el olivar español. Está presente sobre todo en el sur de la provincia de Córdoba y en el norte de la de Málaga, con extensiones significativas en Sevilla y Granada. Su nombre procede del color blanquecino del envés de la hoja, responsable del característico aspecto plateado de las masas de olivos. También se conoce como lucentina, en alusión al municipio cordobés de Lucena, donde algunos estudiosos sitúan su origen. La variedad, de fruto redondo y carnoso, de buen tamaño (4,3 gramos de peso medio), resiste bien el frío y los suelos calizos. De maduración tardía (entre finales de noviembre y finales de diciembre), las aceitunas presentan cierta resistencia al desprendimiento, lo que dificulta su recolección, que debe realizarse por la técnica de peinado. Apta para aceituna de mesa, la variedad produce aceites de color verde intenso con reflejos dorados, con frescas notas de heno y fruta verde en nariz, seguidas de un paladar suave y frutoso, con matices amargos y picantes muy ligeros y un característico regusto final almendrado (foto: Aceites Campopineda).