
Todavía se desconoce si servía para alumbrar o para aderezar algún plato, pero de lo que no hay duda es de que se trata del aceite más antiguo del mundo. Según han publicado numerosos medios especializados y generalistas (por ejemplo el diario El País, en su edición del pasado 2 de enero), un grupo de científicos israelíes ha sido el responsable de un importante hallazgo arqueológico sobre el aceite de oliva que nos conduce, a través del túnel del tiempo, a 5.800 años antes de Cristo.
DEMOSTRACIÓN CIENTÍFICA. El ensanchamiento de una carretera en Zippori, zona norte de Israel, permitió a los arqueólogos Nimrod Getzov y Ianir Milevski hallar en 2011 una veintena de tarros a escasa profundidad de la superficie cuyas pareces estaban impregnadas de una pátina que acabó siendo restos de aceite de oliva. Así lo han confirmado análisis y estudios químicos llevados a cabo por la Universidad de Jerusalén. Las pruebas han consistido en comparar las características del aceite de oliva actual con la sustancia encontrada en los recipientes de cerámica de Zippori, milagrosamente vivos desde hace unos 8.000 años. La semejanza, al parecer, no puede ser más evidente.
Esta demostración refuerza los vínculos históricos del aceite de oliva con el mundo mediterráneo, a la vez que convierte al aceite y a su árbol en emblemas por antonomasia del imaginario paisajístico del Mare Nostrum. Conviene recordar que actualmente, en enclaves estratégicos de las costas mediterráneas, están desarrollándose trabajos arqueológicos que sin duda contribuirán a ampliar el conocimiento sobre los usos del aceite de oliva en la antigüedad. Será entonces, tal vez, cuando sepamos si los restos de Zippori se utilizaban para la iluminación o con fines alimenticios.